Somos Charo y Kike. Nos gusta dedicar el tiempo libre a conocer otros lugares. Nuevos paisajes, nuevo patrimonio artístico y natural, nuevas costumbres...


Zamora está plagada de lugares maravillosos a los que puedes acudir un sábado o un domingo por la mañana, pasar allí un día maravilloso y regresar a casa a cenar. También puedes alojarte en multitud de lugares interesantes y de muy variados precios para prolongar tu visita.


Pasear por la rivera de Gamones entre las flores de primavera. Hacerte unas fotos en Peñaredonda. Navegar en piragua por debajo del viaducto de Palacios. Sorprenderte con la arquitectura de Santa Cruz de los Cuérragos. Merendar a la orilla del Tera. Contemplar vestigios prerromanos, romanos, visigodos, árabes, románicos por supuesto y también modernismo.


Nos apetece movernos en nuestro entorno natural (envidiable) y arquitectónico, arqueológico, ver nuestros museos, nuestras fiestas y costumbres, pero verlo sin gastar mucho dinero. Nuestro coche siempre transporta mesa y sillas de campo y casi siempre nos acompaña la nevera azul. En ella ricos manjares nativos (tortilla, chorizo, croquetas...) nos acompañan a los "restaurantes" más sofisticados que la provincia de Zamora nos ofrece por doquier: un castro vetón, un acantilado volado por los buitres, un prado sembrado de flores, una plataforma extractora de agua... son comedores de lujo que hemos podido disfrutar durante años, y son gratis.


Si fuéramos ricos seguramente haríamos turismo de otras maneras, pero como no lo somos lo hacemos con pocos medios: los ojos bien abiertos, la mente de par en par, no dejar ni rastro de nosotros mismos (nos hacemos cargo de nuestra propia basura siempre, aunque haya papeleras), llevarnos sólo fotografías y recuerdos, y una buena merienda.

martes, 18 de junio de 2013

Plasencia - Comarca cacereña de la Vera

En Plasencia, algunos no parecen tener mucho interés por el turismo. Posiblemente el obispo no persiga estimular el funcionamiento del sector servicios.

Lo digo porque en el mes de mayo, durante el fin de semana, el domingo hay tres misas en la catedral nueva, lo que, y no comprendo porqué, conlleva que no se abra la catedral vieja. No pudimos ver la catedral un domingo.



Afortunadamente pudimos visitar algunas iglesias que se abrían para los oficios. Visitamos también la iglesia que aloja el museo de semana santa. Nos llamó la atención el cristo muerto, tallado en corcho. Aunque no hay muchos pasos de calidad artística es admirable la presentación y el interés por mostrar su semana santa, expuesta con mucho cariño, contrastando con la apatía del cabildo. Pasamos un buen rato allí observando la semana santa placentina y charlando con la servicial taquillera.

También pasamos un buen rato en el claustro del convento de Santo Domingo, hoy Parador nacional de turismo, en el que tomamos un café bajo la famosa escalera al aire del S. XVI y dimos una cabezada en los sillones.


La muralla y el centro de interpretación nos presentaron otra perspectiva de la ciudad, la ciudad medieval amurallada.

Nos llamó la atención que el casco antiguo estuviera tan tranquilo un domingo. La plaza mayor tenía muy poca actividad. Nuestras dudas se despejaron cuando visitamos la ermita de Nuestra señora del puerto. Toda Plasencia estaba paseando por allí. El entorno de la ermita tiene unas vistas estupendas de la llanura dónde confluyen el Jerte y el Ambroz.

Aunque con la iglesia topáramos, pasamos un buen día en esta bonita ciudad de Plasencia. La única zona que no conocimos fue la del río. Aunque comimos al amor de los árboles, en la orilla, no tuvimos tiempo de internarnos en el gran parque fluvial del maravilloso Jerte.