Somos Charo y Kike. Nos gusta dedicar el tiempo libre a conocer otros lugares. Nuevos paisajes, nuevo patrimonio artístico y natural, nuevas costumbres...


Zamora está plagada de lugares maravillosos a los que puedes acudir un sábado o un domingo por la mañana, pasar allí un día maravilloso y regresar a casa a cenar. También puedes alojarte en multitud de lugares interesantes y de muy variados precios para prolongar tu visita.


Pasear por la rivera de Gamones entre las flores de primavera. Hacerte unas fotos en Peñaredonda. Navegar en piragua por debajo del viaducto de Palacios. Sorprenderte con la arquitectura de Santa Cruz de los Cuérragos. Merendar a la orilla del Tera. Contemplar vestigios prerromanos, romanos, visigodos, árabes, románicos por supuesto y también modernismo.


Nos apetece movernos en nuestro entorno natural (envidiable) y arquitectónico, arqueológico, ver nuestros museos, nuestras fiestas y costumbres, pero verlo sin gastar mucho dinero. Nuestro coche siempre transporta mesa y sillas de campo y casi siempre nos acompaña la nevera azul. En ella ricos manjares nativos (tortilla, chorizo, croquetas...) nos acompañan a los "restaurantes" más sofisticados que la provincia de Zamora nos ofrece por doquier: un castro vetón, un acantilado volado por los buitres, un prado sembrado de flores, una plataforma extractora de agua... son comedores de lujo que hemos podido disfrutar durante años, y son gratis.


Si fuéramos ricos seguramente haríamos turismo de otras maneras, pero como no lo somos lo hacemos con pocos medios: los ojos bien abiertos, la mente de par en par, no dejar ni rastro de nosotros mismos (nos hacemos cargo de nuestra propia basura siempre, aunque haya papeleras), llevarnos sólo fotografías y recuerdos, y una buena merienda.

domingo, 11 de mayo de 2014

Conquistar América sin saber nadar: Trujillo..

  ¿Es el otoño buen momento para visitar Trujillo? Sí lo es si tienes unos días soleados y un alojamiento limpio, sencillo, completo y barato. Si se trata de un apartamento en el que tú te puedes cocinar se abarata aún más la excursión.

  Pues esto es lo que nos pasó. Dos días de temperaturas suaves tanto de día como de noche y el alojamiento en los apartamentos turísticos Arquillo situados a 50 m. de la plaza mayor. El nuestro era de una habitación, un baño completo y un salón cocina con todos los electrodomésticos y el menaje elemental pero completo, wifi y una botella de agua, un par de refrescos y mermelada como cortesía de la empresa. Todo por 45 euros. Miguel Ángel, el dueño, es un gran anfitrión. Nos ayudó a llevar el equipaje y nos dio toda clase de explicaciones prácticas. En las cercanías hay sitio para estacionar, aunque escaso, pues estás en pleno casco antiguo y las calles son muy estrechas (hay que tener cuidado con los coches si eres peatón).

Apartamentos El Arquillo.

  Nosotros llegamos a la hora de comer. La primera visión de la villa fue la estampa lejana de las murallas y torres. No es extraño que hayan rodado allí muchas películas de ambiente medieval. 
Trujillo, tal y como la han visto cientos de generaciones.
Los visigodos dejaron pocos recuerdos en la población, pero la llegada de los árabes siglos después, hará que esta ciudad amplíe su estructura urbanística y su importancia militar y comercial, en torno a la Alcazaba o Castillo , edificado en la parte más alta de la ciudad, a cuyo alrededor irá creciendo la villa.
Al descubrimiento de América y en concreto a descubridores como los trujillanos Francisco Pizarro y Francisco de Orellana, junto a un buen número de paisanos, debe la ciudad el gran impulso arquitectónico y el enorme valor histórico-artístico que han hecho de ella una de las más hermosas de Extremadura. 
Trujillo, una de las ciudades más visitadas de Extremadura, se convirtió con el paso de los siglos en un núcleo de importancia para el resto de poblaciones limítrofes, llegando a alcanzar fama como importante centro ganadero. (Guía turística)
  Tras dejar el equipaje en el apartamento visitamos la oficina de turismo en la Plaza Mayor para contratar una visita guiada de la villa. Cuesta 7 euros pero entran en ella las visitas a todos los monumentos y museos de Trujillo. No obstante la entrada a cada monumento cuesta 1.40 euros.
Plaza Mayor de Trujillo, desde la alcazaba.
  La Plaza tiene el nombre bien buscado pues es muy grande, con una gran fuente central. Una inmensa estatua de Pizarro (6.5 Tm de bronce), la Iglesia de San Martín y varios palacios, entre los que destaca el "del Escudo" o de los Marqueses de la Conquista.

Estatua de Pizarro. Palacio de los Marqueses de la conquista al fondo.


El palacio del escudo es llamado así por el enorme blasón que tiene integrado en la esquin
a con la enseña de Carlos V y los bustos de Pizarro, Inés H. Yupanqui y los de sus hijos e hijas. Pero veamos qué significa este apellido tan extraño de la esposa de Pizarro, veamos sus cosas del "pizarrín", digo, del corazón.
(Nota: si no te gusta la historia, sáltate el texto en negrita.)
Inés era hija de Huayna Cápac y, según unas fuentes, de la princesa Paccha Duchicela, Shyri XVI del Reino de Quito, y según otras de Contarguacho, quién a su vez, era hija de Pomapacha, noble curaca de Ananguaylas. Contarguacho era una de las esposas secundarias del Inca. Criada en la corte del Inca, a la muerte de éste, regresó junto a su madre al pueblo de Tocash en Huaylas.
Contaba 18 años cuando fue llevada a Cajamarca, donde estaba  prisionero Atahualpa, éste se la dio a Pizarro, para congraciarse con él y ver si así obtenía su libertad.
Según la Crónica de J. Antonio del Busto, fue bautizada por el rito cristiano, donde se le impone el nombre de Inés, en recuerdo de una hermana de Francisco Pizarro. El apellido Huaylas se le dio por ser el lugar de donde procedía esta ñusta ("ñusta", noble del imperio).
El viejo conquistador, llamaba Pizpita a la muchacha, quien se sentaba a la mesa con los conquistadores y era presentada como su esposa. Fruto de este matrimonio (por el rito inca) nació en diciembre de 1534, en Jauja, su hija primogénita Francisca Pizarro Yupanqui. A finales del año siguiente, Inés tuvo otro hijo, Gonzalo, que murió muy joven, en 1544.
Estos dos hijos fueron reconocidos como legítimos por Real Cédula, dada en Monzón(Huesca), el 12 de octubre de 1537, por parte del rey Carlos I de España (V de Alemania).

Palacio de la Conquista, en Trujillo (Cáceres), en cuya fachada está la única imagen que existe de Inés Huaylas Yupanqui, esposa de Pizarro..
Cuando Manco Inca se subleva en el Cuzco en 1536, ella fue acusada de proporcionar información a los indios y de haber querido huir con cofres llenos de oro y plata. A raíz de esto surgen desavenencias entre ella y Pizarro, lo que les llevó a la separación. Francisco Pizarro se casa nuevamente, esta vez con Angelina Yupanqui, también hermana de Huascar y de Atahualpa. De este segundo matrimonio, nació el tercer hijo de Francisco Pizarro, llamado Francisco Pizarro Yupanqui.
En 1538, ya separada, se casa con Francisco de Ampuero, esta vez además de por lo civil se casa por el rito religioso cristiano, con el cual tuvo tres hijos. A la muerte de Pizarro en 1541, en el testamento no se menciona a Inés, sin embargo sí a los hijos habidos en ella.
Sin embargo, la unión con Ampuero distaba de ser apacible. Así, en febrero de 1547 se vio involucrada en un caso de hechicería, donde se la acusaba de haber tratado de atentar contra la salud de su esposo, mediante los servicios de dos hechiceros. Moriría antes que su esposo. De Inés Huaylas Yupanqui, solo existe un retrato, en forma de busto, en la ornamentación de la fachada del Palacio de la Conquista, en Trujillo(Cáceres), porque así lo quiso su hija primogénita, Francisca Pizarro Yupanqui, al mandar construirlo, junto con su esposo y tío, Hernando Pizarro. (Wikipedia)


  El palacio del "Escudo" es del S. XVI y se recontruyó en el S.XVIII por un sobrino de Churriguera. En la actualidad da mucha pena verlo en un estado lamentable de conservación.


  La Iglesia de San Martín, (S. XIV-XVI), en plena Plaza Mayor, de una sola nave, está flanqueada con interesantes capillas a los laterales cerradas con rejas de estilo renacentista. De las dos puertas exteriores, una es de estilo renacentista-clásico, con un arco de medio punto y la otra de tracería gótica. En ésta se reunía el concejo. Destaca la conocida como “Puertas de Las Limas”, llamada así por los frutos que la decoran. En ella estuvieron orando Carlos V camino de Sevilla para casarse con Isabel de Portugal; su hijo Felipe II en 1583 al acceder al trono de España y Portugal; y Felipe V, primer Borbón, también rezó aquí.
De la Iglesia de San Martín. Trujillo.
  También hay que visitar la Casa de las Cadenas, donde el perseguido podía obtener asilo; allí no podía prenderle la justicia. Este privilegio fue otorgado por Felipe II a aquella casa que le sirvió de alojamiento cuando regresaba de tomar posesión del reino de Portugal. Las cadenas simbolizan este privilegio y están colgadas en el quicio de la portada. La torre del Alfiler, gótica y de aspecto extraño, pertenece a este mismo palacio de las cadenas, gótico también hasta que se restauró en el siglo pasado. Contiene un centro de interpretación (incluido en la entrada de 7 euros).
La torre gótica del alfiler.
La Puerta de Santiago abre la muralla a la Iglesia que le dio el nombre y a la ciudad antigua. Puedes subir a la torre y ver desde allí Trujillo. La iglesia de Santiago (S. XIII - XVII) tiene un pequeño museo que es la casa del párroco. Puedes moverte por la adusta morada del cura que conserva el mobiliario y los utensilios de la época.

También nos mostraron el aljibe árabe (S. X), una obra admirable que aunque no de ya servicio todavía funciona . Y es que la comarca es una gran roca de granito que no permite hacer pozos, así que hay que excavar la roca y almacenar el agua de lluvia. Muchas casas tienen su propio aljibe.
Dentro del aljibe.

Paseando por la noche descubrimos "La alberca" otra obra hidráulica notable. Un pozo en la roca de unos 11 metros de profundidad con unas escaleras de acceso hasta el fondo fue un baño público de los romanos de la época de Augusto, con solarium. Los árabes lo  usaron para regadío y para abrevadero. Se llena con tres pequeños manantiales y nunca se ha secado.
La antiquísima alberca.

Innumerables palacios y conventos jalonan la ciudad y son muestra de la riqueza y el poder que llegó a acumular Trujillo.

Palacio museo de los Pizarro. El tatarabuelo del conquistador recibió el derecho de instalarse intramuros por su destacada actuación en la reconquista. Eran nobles asturianos (en su escudo figura un oso). El  padre de Pizarro, que nunca le reconoció como hijo pues nació fruto de una relación extramarital, vivió allí. Allí fue acogido por sus hermanastros a su vuelta triunfal de América y fue reconocido como un genuino Pizarro. El museo representa la vivienda de un hidalgo de la época de la conquista americana y en la planta superior hay mucha información sobre aquella época. Si eres curioso te puedes pasar allí un par de horas disfrutando de informaciones sugerentes.


El cementerio. Nuestra visita se produjo en víspera de "Todos los santos". Era obligada la visita al "corral de los quietos". Esperábamos ver un barroco y abigarrado camposanto con suntuosas tumbas de gitanos, pero no fue así. Lo encontramos bastante sencillo con una rareza, que en el suelo había muy pocas sepulturas; casi todas estaban en nichos elevados (¿otra vez el duro suelo?). Estaba limpio y lleno de cipreses, bien ciudado. Nos pareció buen sitio para reposar eternamente.
Cementerio de Trujillo en la víspera de Todos los santos.

El mercado de abastos y el mercadillo. Nuestra visita concluyó con un paseo por el mercadillo. No tenía nada nuevo pero nos condujo al mercado de abastos. De dos plantas entorno a un patio central, hervía de gente. Compramos aceitunas curadas de varias clases. Te daban a probar sin cobardía ninguna, continuamente. Compramos también higos extremeños riquísimos y crema de queso de cabra y de oveja. Interesante lugar con una gente agradable a más no poder. Un señor al que preguntamos por el mercadillo se ofreció a acercarnos con el coche pues iba a un sitio cercano.

La gente de categoría, el trato cálido, que siempre extrañamos los zamoranos. También el contrapunto: un crio que aparcó el coche en doble fila impidiéndonos la salida y que se puso gallito tal que parecía que éramos nosotros los que estorbábamos. Se solucionó con la ayuda de un comerciante de allí al lado.

Pero no consentimos que este "singer mornings" nos estropeara la breve pero amable estancia en Trujillo. La ciudad de los conquistadores nos conquistó. Hasta pronto.

Texto en cursiva de Wikipedia.


Para saber más de Trujillo: http://www.trujillojoven.com/paginas/turismo/monumentos/monumentos.asp

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